Manantial Radio
Nacional

Las 33 familias que están salvando a Samaná, último río “libre” de hidroeléctricas

El proyecto hidroeléctrico Porvenir II amenaza al río Samaná al querer volverlo una represa, con lo que además podría inundar el territorio de varias familias que ya habían sufrido de desplazamiento.

Gustavo García se sienta en una roca a mirar el río Samaná Norte, terroso, café, bronco. Hoy no es verde, no es esmeralda. Es bulloso, va de tumbos contra las rocas en un cañón estrecho de montañas como paredes en las que el cuerpo parece derretirse por la humedad.

Él se levanta y va hacia su hijo que espera con piedras planas en sus manos y empiezan a lanzarlas hacia el río. Se mueven de forma circular en el aire y rebotan dos, tres, cuatro veces sobre el agua. Dos perros jadean en la sombra, intentando refrescarse entre las rocas y una arena negra que bordea las playas del río. Hasta aquí bajamos en mula, por un camino estrecho, bajo la sombra de un bosque bulloso y tupido. Nos tomó más de una hora descender desde lo alto de la vereda Miraflores, en San Carlos, hasta el Samaná Norte.

Le dije a Gustavo que quería bajar al río, caminar por su tierra, escuchar los gritos del Samaná y preguntarle al pie de sus aguas, si está de acuerdo con que este lugar se convierta en un gran embalse, con que el río libre en el que pesca o saca unos granos de oro dé paso a la hidroeléctrica Porvenir II. No solo eso: si él como víctima del conflicto, desplazado por la guerra, ahora beneficiario de una sentencia de restitución, está de acuerdo con que la empresa Celsia se quede con parte de su tierra para generar energía; que este cañón tenga un muro de 140 metros que represe el río para generar 352 megavatios de energía.

FUENTE EL ESPECTADOR