El modelo de construcción de paz en Viotá que busca ser replicado en todo el país
Exguerrilleros, víctimas y fuerza pública crearon mesas de diálogo y se unieron para adelantar proyectos locales que reparen a quienes perdieron en la guerra. Están trabajando en acciones restaurativas de forma anticipada, previo a que la JEP imponga sus sanciones propias.
El conflicto armado en Viotá (Cundinamarca) dejó huellas de terror que, a lo largo de los años, fueron carcomiendo los sueños de miles de familias. Los frentes 22 y 42 de las extintas Farc se asentaron allí en la década de los 90, haciendo de este municipio uno de sus bastiones más importantes en la región Andina para rodear a Bogotá. Entrado el nuevo milenio y por cerca de cuatro años, las Autodefensas Campesinas del Casanare también incursionaron en esta zona e intentaron tomar el control por medio de extorsiones, asesinatos y desapariciones forzadas.
El resultado de la violencia desatada por estos dos actores armados fue un saldo de 12.903 víctimas registradas por la Unidad de Víctimas. En expedientes de la Fiscalía General de la Nación y de los mismos tribunales de Justicia y Paz quedaron documentados los casos de más de 113 personas dadas por desaparecidas, de las cuales poco o nada se supo con el paso de los años.
Aun sin conocer muchas verdades sobre sus seres queridos y tras mucho tiempo sin ser escuchados por el Estado para buscar justicia, los viotunos aprendieron a perdonar y ver la construcción de paz como el elemento central de su vida en comunidad. Cuando las antiguas Farc firmaron la paz, en 2016, la gran mayoría de los excombatientes que operaron allí se quedaron para cumplir con su proceso de reincorporación a la vida civil, de acuerdo con la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN).
FUENTE EL ESPECTADOR