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Fiscalía suiza cierra caso de corrupción contra rey emérito Juan Carlos

La justicia suiza anunció este lunes que archivó la investigación sobre los bienes del rey emérito español Juan Carlos I en ese país, entre ellos unos 100 millones de dólares girados por Arabia Saudí.

En un comunicado, la fiscalía de Ginebra indicó que la instrucción “no permitió establecer de manera suficiente un vínculo entre el monto recibido de Arabia Saudí y la conclusión de contratos sobre la construcción de un tren de alta velocidad” en ese país en 2011.

Los gastos judiciales, de 200.000 francos suizos (unos 216.000 dólares, 192.000 euros), correrán de todos modos por cuenta de los acusados, entre ellos el exjefe de Estado español (1975-2014).

El 6 de agosto de 2018, la justicia suiza abrió una causa penal por “blanqueo de dinero agravado” tras la publicación de informaciones de prensa según las cuales el rey emérito habría percibido comisiones ilegales en el marco de contratos públicos obtenidos por empresas españolas.

En particular, las sospechas se centraban en un contrato obtenido por compañías de su país para la construcción del tren de alta velocidad entre Medina y La Meca.

La instrucción permitió establecer que Juan Carlos I efectivamente recibió el 8 de agosto de 2008 la suma de 100 millones de dólares de parte del ministerio de Finanzas de Arabia Saudí en una cuenta de la fundación Lucum abierta en el banco Mirabaud de Ginebra.

El procedimiento también mostró evidencia de otros giros recibidos por el rey emérito o Corinna Zu Zein-Wittgenstein, su examante, de varios millones de dólares, “procedentes de Kuwait y Baréin”, según la fiscalía.

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En junio de 2012, la cuenta de la fundación Lucum fue cerrada y su saldo, unos 65 millones de euros, fue transferido a una cuenta en Bahamas de una empresa propiedad de Corinna Zu Zein-Wittgenstein.

Tras la instrucción, la fiscalía suiza halló que “el recurso a una fundación, así como el domicilio fiscal de las empresas por parte de los diferentes protagonistas, demostraba una voluntad de disimulación”.

FUENTE EL TIEMPO