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Internacional

Petróleo, inversión y comercio, los efectos de Biden en la región

Los expertos indican que la mayor parte de los impactos serán indirectos, pero que serán clave.

Joe Biden se convirtió la semana pasada en el nuevo presidente de Estados Unidos, y ya dejó entrever con sus primeras acciones cuáles serán los pilares de la ‘Bidenomics’, entre los que se encuentran un gran paquete de estímulo, un mayor control de la pandemia, fuertes inversiones en infraestructura y energías verdes, así como el tema tributario, entre otros.

Pero más allá del impacto local que tenga la acción del demócrata en el país, otra de las grandes preguntas es qué efectos tendrá, tanto positivos como negativos, la agenda económica de Biden para Colombia y América Latina.

Y, en este sentido, la prioridad también será que logre controlar el nuevo auge del coronavirus en el país más afectado del mundo. Según Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano y profesor de Estudios Latinoamericanos en la U. Georgetown, “la mejor manera para que Biden apoye a las economías de Colombia y América Latina es lograr que la covid-19 esté bajo control. Si lo logra, eso tendría repercusiones enormemente positivas tanto para el país como para todo el continente”.

(Clima y pandemia, entre las medidas de Biden). 


Por supuesto, mirando netamente el lado económico, el paquete de estímulo por US$1,9 billones tendría efectos indirectos en la región. “El mayor gasto fiscal, así como las inversiones en infraestructura, supondrán un impacto importante en la economía, lo que repercutirá en Latinoamérica y también en Colombia”, indica Daniel Velandia, director de estudios económicos de Credicorp Capital.

Lo mismo opina José Ignacio López, director de investigaciones económicas de Corficolombiana, quien ve efectos hacia ambos lados. “El estímulo tendrá impacto en el consumo y la actividad, y eso beneficiará áreas como las materias primas, claves para la región, pero también implicará tasas de interés más altas, y eso podría perjudicar a los países más endeudados”.

El consenso de los expertos ve que las obras en ese país y el mayor gasto tendrá, por ejemplo, al petróleo como uno de los ganadores, una materia prima que también se beneficiaría por los planes ambientales del demócrata.

Según López, “la expectativa de que la regulación sea más fuerte llevará a un reacomodo del sector petrolero, lo que podría hacer que la oferta no sea tan abundante, ayudaría al precio y beneficiaría a los países petroleros. La incógnita es si su aproximación más multilateral relajaría restricciones a países como Irán, que podrían compensar la menor producción de Estados Unidos”.

Pero el petróleo no es el único ámbito a tener en cuenta, pues el comercio exterior de Latinoamérica también podría tener mejores perspectivas. Como indica Velandia, “hay un consenso de que Biden no echará atrás los aranceles de Trump respecto a China, pero sí se espera una relación menos confrontacional y predecible, lo que claramente mejoraría el ambiente para el comercio internacional, y debería tener un efecto positivo para la región en términos de menor volatilidad e incertidumbre en esta área”.

Y este mejor ambiente ya se puede ver entre los exportadores. Precisamente, Javier Díaz, presidente de Analdex, apunta que “aún cuando los demócratas han sido tradicionalmente proteccionistas, se espera una mayor libertad, en el sentido de no impulsar una política unilateral. En la medida que el conflicto con China no desaparece, se espera que el proceso de relocalizacion de producción o de proveedores continúe y la región y, particularmente Colombia, pueda atraer algunas de estas inversiones para que se lleguen al país y así exportar a EE. UU.”.

De hecho, aunque no se acabe como tal el conflicto comercial con China, el cambio en el tono de esa relación que tendría Biden, podría también impactar en su vinculación hacia la región y, por ende, en sus inversiones directas.

Tal como resalta Shifter, “sobre el creciente papel y compromiso de China en la región, en lugar de presionar a los gobiernos latinoamericanos para que elijan a su socio preferido, se espera que Biden intente establecer una posición económica más sólida para competir de manera más efectiva. A través de la coordinación y las consultas multilaterales, buscará incrementar el comercio y la inversión, y demostrar los beneficios de trabajar más de cerca con Estados Unidos”.

RELACIÓN FAVORABLE

Tanto en lo económico como en lo político, la mayoría espera que Biden tenga un mayor acercamiento con Latinoamérica, especialmente porque ya trabajó anteriormente de la mano con la región.

Es por esto que, para Munir Jalil, economista Jefe de BTG Pactual para la región andina, su vuelta a la globalización será una de las claves. “El principal efecto positivo está ligado al regreso de EE. UU. al multilateralismo. Como vicepresidente, tuvo bajo su responsabilidad el manejo hacia Latinoamérica, y eso lo convierte en un conocedor de los problemas que aquejan a la región. En particular, su aproximación estará marcada por una agenda en la que los temas sociales y políticos serán dominantes”.

Esta mayor sensibilidad, por supuesto, también podría generar mayores ayudas financieras, que históricamente han sido muy relevantes en Latinoamérica.

Como explica Shifter, “frente a Venezuela, se espera que dirija más apoyo financiero a los gobiernos cuyos presupuestos se han visto más afectados por la asistencia a los migrantes y refugiados. Colombia será un destino de esos fondos”. 

Por último, Biden desde sus primeras medidas al frente del país ha ejecutado órdenes en favor de los inmigrantes, flexibilizando la regularización de estos y dando a entender que su política sería más laxa, lo que a fin de cuentas también podría tener un efecto económico importante. “Se puede pensar que en la medida que sus políticas sean más abiertas con la migración, eso se puede traducir en una mayor fuente de ingreso para los países de la región en forma de remesas”, indica López.

Sea como sea, los expertos dejan claro que las perspectivas para Latinoamérica, tanto políticas como económicas, son mucho más favorables que con la administración de Donald Trump, menos interesada en los problemas de la región.

FUENTE EL PORTAFOLIO