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Desde Croacia hasta la represa: así es el largo viaje de las compuertas de Hidroituango en el avión más grande del mundo

Recorrieron 19.200 km desde Zagreb hasta el sitio de obras. Hacen parte de una milimétrica operación que se debe realizar a 60 metros de profundidad.

Todo en esta historia parece sacado de una película de ficción. Más o menos el guion es el siguiente. Hay una crisis sin precedentes mundiales en una hidroeléctrica en construcción. Contra viento y marea, la emergencia se supera, pero se identifica que para que la central pueda funcionar, se deben instalar a 60 metros de profundidad en el embalse cuatro gigantescas compuertas de 80 toneladas cada una, que es lo mismo que pesa un Boeing 737. Las compuertas se diseñan y fabrican al otro lado del mundo —en Brandemburgo, Alemania y en Slavonski Brod y Pula, Croacia— y cuando están listas, al cabo de un año de planificación, llega a recogerlas el avión más grande del mundo.

Entonces, el Antonov-124 despega de Zagreb y emprende un viaje de 19.000 kilómetros con escalas en Irlanda, Islandia y Estados Unidos, antes de su destino final en el José María Córdova de Rionegro. Las partes sin ensamblar de la enorme compuerta se bajan con grúas de la enorme barriga del Antonov y se suben a cinco camiones de carga camas baja que hacen el último tramo de 195 kilómetros hasta el cañón del río Cauca, luego de pasar por el alto de Matasanos, los Llanos de Cuivá, el Valle de Toledo y, al final, después de darle la vuelta al mundo, la plazoleta de compuertas de Hidroituango.

FUENTE EL COLOMBIANO