Manantial Radio
Regional

Ventas callejeras llevan del bulto con tanta lluvia

Los aguaceros frecuentes, inesperados y a veces largos les obligan a cerrar y tapar su mercancía, y les espantan los clientes.

“Usted me pregunta que si cuando llego a la casa en los días malos me dan ganas de llorar, pero yo le digo: no es que me den ganas, ¡es que lloro de verdad!”, apunta Diana Gaviria, madre cabeza de hogar, mientras termina de organizar termos con tinto, paquetes de mecato y hasta una bolsa con artículos de vestuario con los cuales intenta ayudarse un poco más en su negocio, que viene de capa caída por culpa del invierno.

Su local es una caseta ubicada en una esquina de la calle Maturín, una de las más populosas y comerciales del Centro de Medellín, en la cual hay un negocio cada medio metro y donde los centros comerciales compiten de tú a tú con los venteros formalizados (como Sandra) y los informales, como Claudio Ávila, quien se instala al frente con una carreta cargada de aguacates en la que exhibe la fruta esperando atraer a los compradores, que son tan ocasionales como su presencia allí, pues es más lo que ambula por las calles que lo que se queda.

Sandra responde por tres hijos y un nieto y afirma que por culpa de las lluvias frecuentes y fuertes ya no vende ni la mitad de lo acostumbrado. “La lluvia no deja hacer nada, cuando se larga hay que empacar todo, tapar con plásticos y sombrillas, y ya cuando escampa no llega nadie, porque el agua espanta todo”, sostiene mientras recuerda que con las ventas merca, paga servicios, impuestos y asume todos los gastos. Tiene 39 años y millones de obligaciones.

FUENTE EL COLOMBIANO