Por fin Medellín recuperará la casa de Pastor Restrepo, la más antigua del Centro
Seguro todos la han visto alguna vez, es una casa antigua con pinta de mansión europea incrustada en la esquina suroccidental del Parque de Bolívar. Pero seguro no todos saben que es la casa más antigua del Centro de Medellín, que está en pie desde hace más de 150 años y que es una pieza arquitectónica única en la ciudad que estaba camino a la ruina.
Perteneció al industrial y pionero de la fotografía en Antioquia, Pastor Restrepo, quien confió en su suegro, el arquitecto Juan Lalinde (el primer antioqueño graduado como arquitecto), la materialización de la casa de sus sueños inspirada en la arquitectura de vanguardia en Europa con su techo inclinado, ese juego de lucarnas y sus vanos verticales.
Tuvo que ser un espectáculo descomunal: una mansión propia de una gran capital del mundo sin ninguna construcción alrededor, solo mangas por doquier. Le Corbusier, el padre de la arquitectura moderna, sentenció tras visitar Medellín en los 50 que la casa de Pastor Restrepo era la edificación más excelsa de la ciudad.
Pero a la quinta le pasó lo que le pasa a casi todo el patrimonio material de la ciudad y el país: cayó en la inevitable decadencia.
La casa pasó los últimos años siendo mutilada lentamente, ocupada por algunos locales comerciales en su planta baja hasta convertirla en inquilinato por cuenta de un arrendatario que se atrevió a intervenir la estructura, atentando contra su valor arquitectónico, sin tener permisos del Ministerio de Cultura, ni de Planeación municipal (la casa es Bien de Interés Cultural de la ciudad) y ni siquiera de los propietarios, quienes recibieron hace seis años el baldado de agua de unas multas millonarios que en ese entonces superaron los $200 millones. Ideas fueron y vinieron, muchos decían tener la fórmula para recuperar la casa de Pastor Restrepo pero a la hora de la verdad los propietarios se quedaban solos ante la indiferencia y la burocracia de las alcaldías y Mincultura. Hasta que encontraron la solución.
FUENTE EL COLOMBIANO