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Mireya les da vida a las esculturas y es la sensación en la Plaza Botero

Emigró hace cinco años de Venezuela y hoy se gana la vida personificando obras del Maestro.

Una escultura de Botero está sudando, una gota que se desliza por su frente la delata. Y cuando los turistas la abrazan para sacarse una foto, el rostro inmutable que moldeó el Maestro se convierte en sonrisa. Esta obra es diferente de las 23 que conforman la concurrida plaza y de cualquiera que sea de la cosecha de Botero, esta es de carne y hueso, conversa y se seca el sudor cada tanto debajo de ese cielo fondo entero que pone a hervir a todo el Centro.

“Muchas gracias y bienvenidos, estoy representando La Maternidad, esta figura la puedes encontrar al final del pasillo. Que disfruten el recorrido”. La Botero de carne y hueso es Mireya Terán, una venezolana que hace cinco años llegó a la ciudad. Es licenciada en administración de empresas y hacía teatro en su natal Trujillo. La empresa en que trabajaba quebró, la crisis fue el pan de cada día y decidió venirse con sus dos hijos a Medellín.

Cuando llegó se puso a vender confites en los semáforos. Pero cuando le contó su vida a la compañera del inquilinato, ella le aconsejó que se rebuscara en la calle haciendo arte. ¿Qué hacer? Lo primero que hizo fue disfrazarse de personajes de película para ganarse algunos pesos. Fue Minnie Mouse, Mamá Noel y Grinch, y caminaba con los pesados trajes alquilados por los alumbrados del río. Combinaba el rebusque con el aseo en casas de familias.

Así fueron los primeros años. Mireya pensaba todo el tiempo en lograr una figura propia, por eso se puso la tarea de idear un personaje que se adaptara a su cuerpo y del que pudiera vivir todo el año, ya no solo en temporada. “Soy una persona robusta y no todos los personajes se pueden adaptar, yo no puedo ser Gatúbela”, dice.

El punto de partida fue la película La Llorona, que salió en 2019. Armó su traje y participó en el festival de artistas callejeros de los alumbrados. Le fue tan bien con ese papel que hasta logró permiso para trabajar en el tren de mitos y leyendas del Parque Norte. “Invito a la gente para que se monte en la atracción, no tenía idea de que al paisa le gusta que lo asusten”, cuenta.

FUENTE EL COLOMBIANO